jueves, 21 de febrero de 2008


Con el mundo sobre lo hombros
y la vida colgada al cuello
corro a refugiarme entre tus mantas.

Por salvar un árbol
escribiré mis versos
sobre tu cuerpo.

Como el sol de invierno
nos deslizamos
por una brecha en el calendario.


Hace poesía aquel que siente, aquel que ama,
y no hay mayor desgracia
que no ser poeta.


Tras la puerta
gritos, discusiones,
chillidos y charlas,
las escucho,
pero no oigo palabras.

Carlos Rosado

sábado, 2 de febrero de 2008





Ilegalmente hablando

Si juntas tres bocas tienes un primer beso
Y nos faltan días por tachar del calendario.

Úntame los párpados de otros mundos
Y te ayudaré a ordenar monstruos y ángeles.

Voy a quedarme dormida en un paréntesis izquierdo,
Así que mata la luz y dime que me quede
Pero con cuidado, no te vaya a poner entre comillas.

Me desvaneceré cualquier día
Ya sabes el problema de los seres efímeros.
Aunque en tu casa siempre sean las cinco
Cogeré mi ascensor para salir del sueño.
Carmen Madorrán Ayerra (Luna Roja)

martes, 22 de enero de 2008

Números Problemáticos


Tan sólo 1 segundo
para que las 4 paredes
se vuelvan el agujero negro de mi estómago.
Ni 1 palabra.
Sólo dejas el hueco vacío de tu armario.
1000 gritos inundan mi cabeza
y tú no estás.
Me has dejado sola.
100 hormigas me comen por dentro
y me retuerzo
convirtiéndome en un muñeco de cera.
Quedándome así, intacta,
donde te odiaré hasta el infinito.

Lara Caldas.

sábado, 5 de enero de 2008


Más o menos... Manos


Las manos también se desgastan
de aferrarse a las barras del metro,
de dejar su huella allí donde se posan.
Mis manos son blancas cuando salto de la ducha,
y huelen a nuevo.
Al volver gotean un gris ciudad
que me gusta ver caer sobre el lavabo.

Las manos, plagadas de dedos.
Son refugios que suenan,
tejados multicolores.
Saben llover a gestos
y volar palomas en las sombras.

Pueden matar.

Hay sangre seca en la memoria de las uñas
y brota fresca y caliente cada día.
Escupen trabajos forzados manos de niño,
ampollas como granos de granada.
Tienen la piel de las serpientes
y son espejos del que las calza.

Las manos usan todas las lenguas
y sirven para fracasar en el intento de coger al vuelo una mariposa.
Saben desabrochar lo desacariciado
y aprenden a arrugarse con el agua y el tiempo.

Las manos se cierran en puños que golpean ideales.

Las tuyas,
las mías…

Las manos del mundo.
Carmen Madorrán Ayerra (Luna Roja)