que el que hago cuando bajo
las persianas de mis pupilas.
Durante unos retazos de tiempo,
puedo olvidarme de un mundo
de calles sin esquinas
que prometen parques
y no son otra cosa que callejones,
para llegar a otro planeta
que sepa a chocolate
y huela a menta.
Donde los peces puedan,
si quieren, nadar en bicicleta
y los osos tomen el sol
sin necesidad de autobronceador;
las espinas de las rosas
sean de terciopelo
y las nubes de algodón de caramelo
barridas por un viento que susurre versos.
Pero mis paisajes quedan enredados
cuando muere cada luna
en el lienzo blanco de las sábanas
y los párpados se resisten a vagar
por sendas sin salida.
María Flamarique Esparza
1 comentario:
Impactante. Me encantó cuando lo leíste pero ahora, más despacio, lo aprecio mejor. Me gusta mucho, sobretodo eso de "calles sin esquinas que prometen parques", las comparaciones tan dulces y "el lienzo blanco de las sábanas"...Está genial.
Lo único que cambiaría es "sin necesidad de autobronceador" por "sin autobronceador" o "sin usar autobronceador".
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