Corazón, corazón, corazón.
Para mí no eres ya un músculo:
fuiste lo más puro,
pero caes en tu crepúsculo.
Sentimientos, sentimientos, sentimientos.
Antes fuisteis fuego
y ahora sólo hielo,
pues tiempo hace que de ellos
se esconde mi ego.
Sonrisa, sonrisa, sonrisa.
Mi máscara y cortina
que eficazmente cobija
la amargura de la vida.
Harto de esconderme,
harto de mentiras
y hartos de ilusiones,
invito a todos a que busquen mis rincones;
invito a todos a que intenten
a fondo conocerme.
De mi androide opresor
sólo así puedo librarme.
Recobrar mi identidad,
conseguir mi humanidad,
volver a enamorarme
y dejar esta ciudad.
Son las metas que yo escribo
desde Negra Oscuridad.
Jesús Echeverría Monge.
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